La ruta discurre entre las poblaciones de Cañamero y Guadalupe atravesando diferentes y variados ecosistemas que la confieren un atractivo especial.

El sendero parte justo en frente del Hotel Ruiz de Cañamero y comienza a bajar hacia el rio

Ruecas, donde en el margen derecho del rio y si nos desviamos un poquito de nuestro ca-mino, podremos tener el placer de observar un abrigo con pinturas rupestres.

Volviendo al sendero y tras cruzar el río, este asciende hacia la parte superior de la Presa del Cancho del Fresno, pantano al que la ruta bordea durante un tramo y donde, en primavera se pueden observar en ocasiones parejas de somormujos en su espectacular ritual nup-cial, asi como otras aves acuáticas que se han establecido en la zona.

El sendero asciende de nuevo abandonando la orilla del pantano hacia el Collado de la Ventosilla, pasando por la Cruz de Andrade (recaudador de impuestos asesinado en este punto por asaltadores de caminos) y ya más arriba por la zona de pedreras conocida popularmente como el Melonar de los Frailes. Desde lo alto observamos impresionantes vistas hacia el Valle del Ruecas, las Villuercas, Silvadillo etc…

.. y durante toda la ruta podremos

disfrutar con el vuelo de diferentes especies rapaces (buitres leonados y negros, ratoneros, alimoches….).

Desde aquí nos dirigimos al Castaño Abuelo, espectacular árbol centenario del que se habla ya en crónicas del s. XIV.

El sendero desciende a continuación por uno de los tramos más hermosos, se trata de un frondoso y espeso bosque de castaños y robles, donde la variedad de flores que podemos encontrarnos alcanza su máxima representación en primavera (orquídeas, torojiles, gladiolos silvestres, retamas, aulagas, malvas…) y la variedad de colorido representa un espectáculo increible en otoño (castaños, robles, mostajos, arces de Montpelier, madroños, comi-cabras…), aunque el disfrute en este tramo de la ruta está asegurado casi en cualquier época del año.

Durante algunos puntos de este tramo del sendero y cuando los árboles no tienen hojas, podemos observar el Monumento Histórico Artístico de la Granja-Palacio de Mirabel

(«Mirada Bella» aludiendo a las vistas que se observan desde su enclave), construido en el

s. XV por los monjes Jerónimos y palacete de recreo en varias ocasiones de los Reyes Católicos.

Una vez salimos del bosque, llegamos a la ermita de Santa Catalina, desde donde se observa una bonita panorámica de Guadalupe y su Monasterio y continuamos descendiendo por el camino de tierra hacia el río Guadalupe, cuyo curso ha sido declarado Corredor Ecológico y de Biodiversidad por la Junta de Extremadura.

Cruzamos el rio y comenzamos a ascender hacia Guadalupe por la antigua calleja